Mario C. Gentil / 24.09.2022
Rocío Mesa, directora granadina, debuta con su primer largometraje de ficción ‘Secaderos’. Y lo hace, nada más y nada menos, que en el Festival de San Sebastián (en la sección New Directors) con una obra genial y prometedora en todos los aspectos.
Dos historias paralelas se suceden en un pueblo granadino donde existe un último reducto que vive de la plantación de tabaco. Por un lado, tenemos a Nieves, adolescente que ayuda a sus padres en la plantación y se siente atrapada. Por el otro, a Vera, una niña que tiene en este entorno su paraíso veraniego. A su vez, el pueblo va a ser bañado por una impronta mágica…
Las influencias del cine que nos descubre aquí la cineasta andaluza se le rebosan, pues, para empezar, hace lo que Carla Simón en ‘Alcarràs‘, pero con su estilo y personalidad propia. Si bien a buen seguro conocerá la primera película de la cineasta catalana (‘Estiu 1993‘), Alcarràs estaba estrenándose cuando hacía ya meses que ‘Secaderos’ se había terminado de rodar, por lo que a la similitud de ambas películas se ha llegado por convergencia. El drama rural, la pérdida de un negocio familiar y la invasión urbanística, el deseo de emancipación de la juventud moderna que quiere conocer otra forma de vida, el retrato familiar y las transiciones entre personajes convirtiendo todo en un dibujo coral, el cariño con el que se mira el entorno…
Pero es que también está aquí ‘El Señor de los anillos’, ‘Alicia en el País de las Maravillas’, ‘El Bosque Animado’, ‘La princesa Mononoke’, y hasta que me atrevo a ver aquí a un personaje del League of Legends (perdónenme la fumada), lo cual, como todo lo anterior, conectaría con la chavalería actual, como ya lo hace con su estética. Además, la impronta de la iconografía religiosa andaluza se palpa en todo el filme, dejando patente un sincero y profundo amor a su tierra, donde hasta la magia ancestral, que suele simbolizar el arraigo a un lugar, rebrota.
‘Secaderos’ es, además, cinematográficamente valiente, atrevida y dinámica. Conjuga tradición con el arte conceptual, lo sentimental y lo simbólico. Siempre sabe elegir con buen gusto los planos, tirar de un recurso u otro y que todo encaje. Hasta tiene algunas escenas de saber guiar muy bien a las actrices y a la cámara con una habilidosa puesta en escena.
El guion, de la propia Mesa, es redondo, transicionando entre ambas historias, que se cruzan, entre personajes, que se retratan, y completando una sentida historia de principio a fin. Y para colmo, el humor está presente durante todo el metraje.
La fotografía, de Alana Mejía González, es maravillosa, tanto en composiciones, como en paleta de colores. Tanto en interior como en exterior. Tanto con figuras, como con el ancho paisaje. La música, por Paloma Peñarrubia, termina de modelar este tono de película donde lo ancestral se mezcla con lo contemporáneo.
Por otro lado, los ojos de ambas protagonistas, expresivos, y desde donde se nos enfoca el filme, son hipnóticos, y van al compás de la mirada de la directora. Ada Mar Lupiáñez Huerta sobresale en la película, y Vera Centera Carnero, junto con su coro de amigos, nos dejará un precioso recuerdo. Ambas encarnan muy bien dos muy bonitos personajes.
En conclusión, ‘Secaderos’ es una gratísima sorpresa y una maravilla de película. Cine feminista, realizado por mujeres, y que suma así un nuevo rostro al panorama de directoras españolas, que en los últimos años han elevado la calidad nuestro cine. Quiero ver mucho más cine de Rocío Mesa, una cineasta que ha aterrizado de pie en el cine y que tiene un esplendoroso futuro por delante. De momento, la SGAE le entregó, hace dos escasos días, aquí en el Festival, el Premio Dunia Ayaso 2022. Esperemos a ver si gana esta noche su sección, y sobre todo, si el público conecta con ella cuando se estrene en las salas.
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