Clara Tejerina /03.10.2023
La separación une a los tres hombres de esta historia que, tras la ruptura con sus respectivas parejas, han de enfrentarse por primera vez a su soledad. Esta premisa podría resultar interesante, pues abre una ventana a la exploración de este tema desde el prisma masculino. Sin embargo, la propuesta de Noah Pritzker se queda en un mero intento que no aporta nada a este tipo de narrativas. Arranca la película desde el cliché, el cual parece que va a llevar a su terreno para hacer de ello comedia del propio género, como sí que hará Fingernails (2023), también dentro de la Sección Oficial.
En la película que aquí nos concierne, un padre acomodado de 65 años ha de enfrentarse a un cambio de paradigma cuando le deja su mujer. Pritzker une esta trama con la de sus dos hijos que, cada uno a su manera, se encuentran en la misma situación. De esta manera trata de entrar con sus tres protagonistas en la comedia. Sin embargo, no llega nunca a alcanzarla. La parte cómica trata de dar demasiado importancia al drama, mientras que el drama queda diluido por el intento de comedia. Así, la cinta se queda en un punto intermedio con un resultado difuso.
Uno de los principales problemas es la propia construcción del humor, que, sobre todo en algunos personajes, resulta excesivamente obvia. El personaje de Mickey (Miles Heizer) revela a su padre su identidad sexual, lo que lleva a repetidos gags un tanto antiguos en su forma y un arco de personaje plano y que queda encorsetado en los límites del propio cliché.
Sin embargo, el desarrollo (inexistente) de sus personajes femeninos es de lo que más destaca. El mismo título, Ex-husbands, parece ser una excusa para no tener que introducir personajes femeninos relevantes en la historia. Partiendo de la base de que son ellas las que dejan a sus maridos, parece poner a la mujer la etiqueta de “abandonadora”, mientras que ellos son las víctimas, ya que no existe contrapunto que pueda desmentir esto. Pero el principal problema viene cuando aparece el personaje interpretado por Eisa Davis. Esta mujer será el nuevo interés romántico de Peter (Griffin Dunne). La primera vez que aparece en pantalla, Peter está hablando con un chico de la edad de sus hijos, este le cuenta que se va a casar, y cuándo aparece ella, Peter la confunde con la próxima mujer de este chico. Esto quiere decir que esta mujer cae en el cliché de simpática, cercana con el protagonista, y con una apariencia suficientemente joven y guapa para poder ser el interés romántico de este a pesar de su edad. Esta mujer no tendrá más desarrollo que el justo para entretener a Peter durante un rato, y lo único que forja la conexión de estos son las razones antes mencionadas.
La película no tiene que ser necesariamente con mujeres, pues es válido que el director quiera lanzar una propuesta únicamente desde lo masculino. Sin embargo, en el momento en el que introduce un personaje femenino, el director (que también es el guionista de la cinta) tiene el deber de darle a este personaje una construcción propia.
La película no llega a ser suficientemente fuerte en su propuesta. La mezcla drama-comedia que trata de conseguir se queda difuminada. Los protagonistas no llegan a tener, ni individualmente, ni en los vínculos que construyen, verdadera consistencia y, por ello, el tema que trata queda reducido a una mera anécdota entre padres e hijos sin dejar ver del todo una verdadera reflexión acerca del cuestionamiento real de la cinta.
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