Carmen Osadía / 19.11.2022
¿Qué es el cine? Lo que nunca fue pero pudo haber sido, y cómo hubiera sido y ahora, quizás, es. Así juega Helena de Llanos a hacer magia con imágenes, recortes y música. La desesperada conversación que una nieta no termina de recordar en palabras con su abuelo Fernando Fernán Gómez, se nos muestra vorágine en un presente que jamás ocurre, pero que Helena hace posible con el surrealismo. Cuántas tertulias extrañan quizá ustedes con sus abuelos que jamás mantuvieron, y cuántas preguntas se quedan sin respuesta. Este es el viaje a alguna parte que la directora ha iniciado dejándonos una presencia en montaje, y una ausencia de vínculos emocionales.
Helena De Llanos nos enseña un collage caótico de infinidad de archivos de Fernando Fernán Gómez del que España ya pudo presenciar en su tiempo correspondiente, por lo que, no estamos ante un encuentro íntimo jamás visto anteriormente entre abuelo y nieta. Sin embargo, sí estamos ante los deseos más secretos de nuestra directora. Con el elaborado trabajo de rescate de fotografías y videos que Helena encuentra en la propia casa de Fernando, y la interpretación del espíritu soldado a través de Tristán Ulloa, Helena juega a recrear cómo habría sido un encuentro espontáneo familiar en la casa de su abuelo, donde mientras conversan, pueden tomarse un vinito o prepararse la cena juntos. Y es aquí, donde el montaje nos desvela con su magia lo que pudo ser y no fue. Mientras Helena reconstruye su sueño, el público puede deleitarse haciendo memoria del legado cinematográfico y los pensamientos que Fernán Gómez nos dejó. Partiendo de esta premisa, hay una figura aparentemente secundaria que nos guiará en esta historia desde la autenticidad y la realidad cobrando la fuerza fantasmal y muy presente como protagonista, el alma de Emma Cohen.
Mientras que de Helena y Fernando tan solo encontraremos una fotografía real de ambos de la que Helena confiesa no tener recuerdo, de Emma y Helena podremos asistir a su unión real mantenida en vida. “Emma, te quiero”, es el grito de Helena antes de irrumpir desesperada en la casa de los espíritus. “Tienes mucha imaginación”, será la respuesta de Emma ante el cine de Helena y del que seremos testigos los espectadores. Durante la pieza, sin necesidad de collages, Emma, directora, actriz y escritora – fallecida en 2016 – encamina a su nieta afectiva en el proceso creativo de la propia película acompañándola en la inmersión de este viaje. Helena honra a su mentora recreando la similitud de sus esencias con su primer documental La Chari se casa de 1978 y su episodio de Cuentos eróticos de 1980, entre otros. La interpretación por parte de la directora, desvela que no se trata de su punto fuerte, sin embargo, a pesar de reconocer por parte de ella misma que quizá una actriz profesional hubiese comunicado de manera más brillante el diálogo, forma parte de la autenticidad de esta historia que sea ella misma quien valientemente nos muestre y nos guarde todas aquellas películas y fotografías que no caben en esta película.
No se pierdan esta coreografía de recuerdos, fantasmas, música, poesía, preguntas y respuestas protagonizada por la expresión en sí misma de una colección de artes.