Carmen Osadía / 09.12.2022
Esta no es una película sobre la madre de alguien. Esta no es una película póstuma de la madre de alguien. Esta no es una película sobre la relación madre e hija de alguien.
Esta es una película sobre experimentar el dolor de la muerte de una madre antes de que ocurra. Tess Harrison dirige, al mismo tiempo que protagoniza (Eve en la cinta), junto a su hermano Will Harrison (Max) un largometraje de autoficción. Tess nos muestra imágenes familiares reales de su vida familiar y a partir de aquí, será donde conozcamos su historia entre documental y ficción. La madre de los Harrison sufrió una enfermedad en la vida real de la cual se recuperó, por lo que nos situamos ante un dolor experimentado en un guion muy valiente. La directora juega con la altura de los planos y sus personajes para contarnos una verdad sobre la relación de ellos. Por un lado tenemos el guion, guardando la compostura correcta, la amabilidad distante y la cordialidad unas primeras conversaciones sólo entre ambos y un primer contacto frio, distante y fuera del hogar.
A medida que avanza la película, el lazo entre hermano y hermana avanzará en ritmos acompañado de juegos, infancia, recuerdos y enfrentamiento, algo predecible en un reencuentro tras una situación dramática. ¿Dónde queda la valentía de la sorpresa? En el descaro ante el tabú de la vida y la muerte desafiado junto a una hoguera a través de una cuchara. El juego más difícil, atreverse a jugar a hablar con un ser querido que ya no está y que tanto duele.
La sencillez iluminada por un fuego real, el perdón mutuo y la aceptación en el destello brillante de las lágrimas y los rostros. Simetría sencilla pero perfecta: Plano del hermano, plano de la hermana, plano de sus manos unidas, fuego y un rapidísimo pero significativo picado subjetivo espectral. Conoceremos a la madre de Eve y Max a través de su imaginación, y se nos olvidará que es una película sobre su madre, si no el dolor de la pérdida de ella, pues dejan que conozcamos el amor de ella con el reflejo del dolor de su ausencia. Será A walking imitation of the Sky, de Bryan Scary quien subraye con tono esperanzador el cierre de la herida. Tal y como el propio título de la película se sugiere a sí mismo, serán Eve y Tess quienes cambien “my mother” por unos puntos suspensivos que también pueden hablar de la propia creatividad en sí y el arte como el medio de los valientes para el dolor.
Me encanta este película! Es súper indie pero también genuino.