Andrea Villalón Paredes / 20.09.2022
Una joven pareja decide mudarse de la ciudad a una zona rural, donde la economía predominante proviene del corcho. Es entonces cuando su vida amorosa entra en conflicto cuando surgen discrepancias y moralidades distintas en torno a la vida en el campo.
Es fantástico como una premisa tan buena puede desperdiciarse tan fácilmente por un dilema moral tan básico. El cine ha sido siempre un medio de expresión burgués y esta película no es una excepción.
Al principio, el film apuntaba a hacer una contraposición entre la vida de los jornaleros y los burgueses de ciudad, tenía esperanzas en que se reflejase, quizás, esa última tendencia de teletrabajar y mudarse a zonas remotas de la España profunda para después quejarse de que huele a estiércol. No obstante, la película decide optar por una trama donde el epicentro de la trama gira en torno a la explotación laboral y xenofobia, que se hacen presentes mediante un adolescente marroquí que trabaja de jornalero. Esto estaría genial si no fuera por el hecho de que se glorifica a la burguesía blanca como la salvadora del susodicho (aunque no es constante, es a la resolución que se llega), mientras que la clase trabajadora se vuelve a ver representada, una vez más, como la cerrada de mente, la inculta y la agresiva, e incluso la explotadora.
El tipo de narrativa elegida tampoco es una extravagancia. Todos sabemos qué clase de trato reciben los inmigrantes en este país (fuera o dentro del campo), lo que la película quiere presentar como algo dramático, cruel y revelador, es en verdad otro escaparate de los miles que hay en España, que, a su vez, tampoco ayuda a visibilizar, pues se hace desde la mirada de dos personas privilegiadas en mitad de una crisis amorosa completamente absurda y sin sentido, consiguiendo que todo se haga monótono, aburrido y predecible.
En cuanto el apartado técnico, tampoco hay algo que destaque, todo se queda en lo ordinario. Hay un uso del recurso del arma de Chéjov, completamente absurdo y sin peso dramático. No hay un plano que destaque por su belleza, ya sea por los colores o composición. Es simplemente una película común, que intenta lanzar un mensaje moralista y le sale completamente mal.
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