‘Maldita. A love song to Sarajevo’: Dualidad y arte  

Clara Tejerina / 15.01.2023

Maldita. A love song to Sarajevo, cortometraje dirigido por Amaia Remírez y Raúl de la Fuente ha sido nominado a los premios Goya 2023. Presenta a Božo Vrećo, el cantante balcánico, quien, con una mirada inocente acerca su historia a la cámara y muestra su carácter libre. Y a Clara Peya, pianista catalana que, a través de su música encuentra un lugar de expresión. Echan la mirada a temas como son la creación artística, la dualidad, la historia de Sarajevo, la dificultad de ser diferente, la pasión o la capacidad curativa del arte. Utilizando el género documental y el epistolar, la película empieza con una carta, que evoca al pasado y conecta con el presente a través del uso de videollamadas. En estas, Clara se pone en contacto con Božo y trabajan juntos para crear una canción, Maldita, que da título al corto. A su vez, tienden puentes entre estas dos ciudades, Barcelona y Sarajevo, como ya hicieron las mismas en el pasado. 

El cortometraje utiliza la creación artística como hilo conductor, a través del que exploran la relación entre los dos artistas o la capacidad curativa del arte. Este concepto se apoya visualmente con la cámara en mano. A través de ella el propio cortometraje busca sus caminos para plasmar esta creación espontánea que se va formando plano a plano, donde la cámara busca el reencuadre libremente, y va escribiendo e improvisando con sus imágenes, con su movimiento y con los artistas. La idea de la dualidad es otro de los elementos clave del corto, la cual representan a través de su protagonista, Božo, quién, con un carácter poliédrico, engloba muchos conceptos dentro de su persona. Pasando por el mismo título del corto, que será a la vez canción y documental, y apoyada visualmente con el uso del blanco y negro, o de la pantalla dentro de pantalla, que da a la película un aire dinámico y fresco. Relacionando imágenes entre sí sin la necesidad de cambiar de plano, explora las capacidades de la imagen y juega con el montaje acentuando este efecto dual.

Amaia y Raúl presentan su película como una canción en sí misma donde vídeo y música, otra dualidad que trasciende en la cinta, fusionan sus conceptos. Apoyados con la música de Božo y con el piano de Clara, con una mirada muy humana hacia sus protagonistas y hacia el mundo, se acercan con empatía y con fuerza hacia dos realidades distintas entre sí unidas a través del arte y les da un espacio de expresión, comprensión y experimentación.  

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