‘Los reyes del mundo’: cine de un latido salvaje

Imagen de ‘Los reyes del mundo’ (2022).

Mario C. Gentil / 22.09.2022

Laura Mora vuelve a San Sebastián con su segundo largometraje, ‘Los reyes del mundo’, un drama social que nos retrata el tejido colombiano a través del viaje de un grupo de amigos hacia una deseada arcadia. Probablemente la road movie más dura que se haya hecho en mucho tiempo.

Culebro, Sere, Winny, Nano y Rá, que capitanea el grupo, componen una pandilla de jóvenes que malviven por las calles de Medellín. Éste último, recibe una carta del gobierno en la que se le informa que se le ha restituido un terreno en otra región que le fue expropiado a su abuela hace años. Tras la noticia, deciden echarse al camino para acudir a esa tierra donde desean comenzar una nueva vida.

La cinta, de una calidad narrativa total, y con una potencia audiovisual considerable, nos habla de lo poco que vale la vida en Colombia, de la violencia, la poca protección estatal, la amistad, la dignidad de la lucha, la rebeldía como defensa o de la brutalidad contra el extraño.

Por otro lado, la cinta consigue aunar metafóricamente la belleza selvática (tanto urbana, como de su magnánima naturaleza) con la concepción territorial casi animal de la población colombiana, donde cada día se convierte en una lucha por la supervivencia.

Fotograma de ‘Los reyes del mundo’ (2022).

La cineasta deja patente desde su portentoso inicio su poderío en el manejo del lenguaje cinematográfico, presentando con valentía cada escena, un atrevimiento que no perderá en todo el filme. En ‘Los reyes del mundo’ está lo crudo y lo cariñoso, la belleza y la fealdad, lo realista y lo onírico. Mora sabe mezclar estos opuestos en los mismos planos gracias aun riqueza total de recursos, con travellings, con primeros planos, cambiando la velocidad de la cinta, con un muy buen uso del sonido, con el uso de la voz en off, con luz y con oscuridad, y ayudada por un muy buen montaje. Lo poético aparece para contarnos la vida de unos chicos con un destino al que están atados, pero que, a pesar de ello, tienen, por orgullo, por canto a la vida digna, por nobleza y amor propio, que encararse y cumplir.

Si hay un pero que ponerle a la cinta, sería que, de su guion (realizado por la propia Laura Mora y María Camila Arias), todo el mundo intuirá, más pronto que tarde, su final. Pero por otro lado ¿sería adecuado otro distinto?, ¿o es por coherencia, honestidad y un respeto a los personajes y la historia que se cuenta, el que tiene que ser? Yo, por mi parte, me inclino sin temor a lo segundo.

También hay que hacer mención sobre las actuaciones de los chicos, no profesionales, pues nos conquistan, nos impresionan, y a la vez, nos rompen a veces por dentro, creando un grupo rebosante de carisma.

Está desde luego demostrado que Laura Mora, por encima de todo, ha hecho dos cosas muy importantes, demostrar que tiene habilidades para hacer una película grande, y reflejar un latir de su tierra que devasta al que lo contemple. Candidata a la Concha de Oro 2022.

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