‘Great Yarmouth’: reciprocidad negativa y el bulevar de los sueños rotos

Andrea Villalón Paredes // 25.09.2022

El ser humano es nostálgico por naturaleza. A veces, miramos hacia atrás para recordar, tanto cosas buenas como malas. En el caso de esta última, para que dichas tragedias no se vuelvan a repetir. No obstante, olvidamos que miles de historias trágicas pasan a diario y parece que el pasado se vuelve excusa para ignorar el presente.

En la historia seguimos a Tânia, una mujer portuguesa que ha conseguido subir en la jerarquía casándose con un hotelero inglés y popularmente apodada como “la madre de los portugueses”, se dedica a ayudar a los inmigrantes con el papeleo, su acomodación y la asignación del puesto de trabajo. Pero todo lo anterior es para el personaje algo temporal, ya que tiene el sueño de conseguir la nacionalidad británica y convertir los hoteles abandonados de su marido en residencias para personas mayores.

Great Yarmouth nos pone en la mira de una situación actual, la búsqueda de trabajo como emigrantes portugueses en Reino Unido. De todas las películas que se han hecho sobre la migración, esta es una de las más acertadas, principalmente, porque nos pone en un eje contemporáneo: tres meses antes del Brexit y por cómo se explora la reciprocidad negativa dentro del film.

En este pequeño mundo que se nos muestra en la pantalla todo es asfixiante, los seres humanos son deshumanizados y se reducen a mano de obra, haciendo símiles con la maquinaria del procesado de pavo en la que trabajan los portugueses. Cuando su jornada laboral se termina, estos viven casi apilados, como ratas, y se les priva de cualquier tipo de ocio. Estas condiciones son similares a los campos de concentración en Auschwitz, donde toda interacción se basa en “tomar” o “quitar”. No existe espacio para la empatía o la colectividad. La supervivencia está a un nivel tan extremo que tiene más sentido aplastar al de al lado que organizarse en contra del opresor. Tânia, que al principio puede parecer la mala, es simplemente otro engranaje más de la gran maquinaría, donde su rol consiste en ser la “prisionera-funcionaria”, alguien de dentro a quién se le otorga un aparente poder para controlar a los otros, pero es tan reemplazable como cualquier otro portugués.

Still de Great Yarmouth – Provisional Figures

El ambiente del film es tan próximo a las películas de terror que genera una opresión en el espectador. Los visuales grises, la oscuridad, los neones, la sangre… todo está en balance para crear incomodidad. Sin embargo, hay momentos en los que se deja descansar y se le permite a la audiencia respirar, tal y como la vida misma, aunque existe la tragedia, no todo gira en torno a ella. La única pega que se le puede poner al film es la duración, que hacen que algunos ritmos se vuelvan repetitivos y aunque parezca mentira, la historia, que es algo que se ha visto miles de veces.

Great Yarmouth – Provisional Figures nos cuenta la mítica historia de “actriz amateur llega a Los Ángeles para convertirse en una estrella de Hollywood, pero dada a la jerarquía del sistema se ve envuelta en drogas y acaba decayendo” pero para los inmigrantes de clase obrera. Es una historia cruel y opresora, que merece la pena de ver y no dejará indiferente a nadie.

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