Mario C. Gentil / 04.07.2022
Elvis, la película recientemente estrenada del director australiano Baz Luhrmann, es un biopic del rey del rock & roll que no ofrece nada nuevo y que tiende a repetir los errores de las películas biográficas de los últimos años.
La cinta repasa los diferentes momentos de la vida artística del mito y, pese a que pretende que veamos también el trasfondo personal, no se para lo que debería en ello. La cinta va a una velocidad de crucero, con un montaje que pretende rivalizar en dinamismo con el protagonista, pero que ni se le acerca ni transmite, y más hubiese merecido la pena ir a contraestilo, pero haciendo que empatizásemos con un personaje, eso sí, muy bien interpretado por Austin Butler. No es que te deje frío, pero la película no aporta nada que la música y la personalidad de Elvis no aportase ya por el hecho de ser el tema en el que se basa.
Este montaje rápidísimo, que es utilizado en películas del género para poder contar la tremenda sucesión de etapas en la vida, y aquí todavía más radicalizado, en vez de ser positivo por dar paso a contar muchas cosas, hace que realmente no disfrutemos de ninguna parte concreta, porque no deja tiempo a profundizar ni los trascendentales momentos vitales del artista, ni a que saboreemos el que se intuye un soberbio diseño artístico y de producción, y casi ni siquiera disfrutar de los hits, como al menos sí que logran otras películas similares como Bohemian Rhapsody (2019). En esta escritura sin hondura hay también saltos de guion que descolocan y que distraen antes que atraparnos.
Lo más interesante de la historia es el mundo de personas que rodean a Elvis, pero en la que el único personaje atractivo y, que de verdad está trabajado notablemente, es su agente, “El Coronel” Parker (Tom Hawks), y que bien podría haber sido interpretado por el Orson Welles de Sed de mal, El tercer hombre o El proceso.
A parte del frenético montaje con planos de un segundo que se concatenan y que no tienen ningún sentido más que denotar un excesivo nerviosismo, o una poquísima confianza en la capacidad de atención del espectador, aparecen otros rasgos plato de la casa que ya hemos podido ver en la trayectoria del director: los planos aéreos donde la cámara vuela, entra y sale de los sitios de manera muy ficticia, esas falsas perspectivas a vista de pájaro donde además se transluce una fotografía tremendamente contaminada por la recreación digital (como ya hiciera, por ejemplo, en El Gran Gatsby en 2013), o esos zooms que sí que podrían haber recortado si tenían tanta urgencia de tiempo para contar cosas.
Aun con todo, Elvis, que sí que se me ha hecho larga en su último tercio, no es que tenga problemas narrativos, pues con esa tremenda velocidad y pese a la urgencia de tiempo que conlleva el intentar incluir el contexto histórico de la carrera del artista, siempre va a despertarnos la curiosidad lo que venga después solo por ser una etapa nueva, aunque sepamos que nos espera más de lo mismo.
Sí que he salido y me he colocado los auriculares para escuchar canciones de Elvis de camino del cine a casa, y sí que me han entrado ganas de investigar su historia más personal. Pero repito, esto no se debe a la potencia de la cinta, sino más bien a que la temática elegida ya tiene un buen colchón de seguridad con el que lanzarse a la audiencia, pero con nada nuevo que mostrar, y con menos confianza todavía, tanto propia de los creadores como depositada en el público, por hacer un producto con verdadera personalidad. La obra me ha parecido plástico y luces con la imagen del cantante, donde Elvis Presley se vuelve el merchandising que la propia película denuncia.
Creo que no hemos visto la misma película. Es simplemente perfecta! Introduce a toda una generación, incluyéndome a mi, que no ha vivido el fenómeno que fue Elvis y va más allá despertando las ganas de sí conocerlo y se hace inevitable ser fã de este artista único en la historia de la música. Atención minuciosa al detalle, al vestuario, es fantástico. Austin Butler no sólo imita, EL ES ELVIS! Has comparado con recientes películas con la misma temática, una incluso el protagonista ganó un Óscar, pero que en ningún momento piensas o sientes que no es un actor interpretando, mientras que en Elvis, en ningún momento dudas de que sea el auténtico Elvis que esté ahí, incluso comparando las escenas con vídeos antiguos cuesta distinguir quien es quien… En fin, perdoname pero en mi opinión esta película es una obra de arte que no sólo me hizo conocer que Elvis existió algún día, como también, me hizo fan además de darme cuenta que fue, es y siempre será inigualable.