Por Jaime P. Llosa – 20/07/2023
Cuando Metal y Melancolía fue lanzado en su época, en los años noventa, la sociedad peruana se encontraba inmersa en una crisis económica y social profunda. El documental capturó la vida de los taxistas, que representaban una parte importante de la realidad cotidiana en Lima durante ese periodo. La identidad de los protagonistas, como trabajadores que luchaban por sobrevivir en medio de las adversidades, reflejaba las duras condiciones socioeconómicas y la incertidumbre que experimentaban muchos peruanos. Se convirtieron en símbolos de la identidad colectiva de la época, reflejando la resilencia y la determinación del pueblo peruano frente a la adversidad.
Metal y Melancolía, dirigida por Heddy Honigmann, una cineasta de origen holandés-peruano, destaca por la narrativa genuina y auténtica que establece con los taxistas de Lima. Gracias a su experiencia personal de haber crecido en la ciudad y haber presenciado su declive, Honigmann logra comprender y conectar de manera significativa con los protagonistas, mostrando sus vidas con respeto y empatía. La película es un ejemplo elocuente de cómo fusionar orígenes culturales y experiencias personales para crear una obra cinematográfica conmovedora y universal.
La apreciación de Heddy Honigmann como cineasta y su contribución al mundo del cine documental es elogiosa y resalta su habilidad para elevar los estándares de la elaboración de documentales. Su enfoque en contar historias sobre personas en lugar de simplemente sobre temas muestra una ética simple, elegante y generosa en su trabajo. En sus películas, Heddy Honigmann muestra una preocupación genuina por las personas y sus experiencias, lo que le permite crear una conexión emocional con el espectador.
La elección de Metal y Melancolía como película inaugural para el Primer Festival de Cine Peruano en Madrid muestra una apertura y una valiosa apreciación por la expresión artística y la exploración de temas profundos en el cine peruano. La melancolía, una emoción poderosa presente en el título, se ha convertido en un recurso valioso en el cine para profundizar en la psicología humana y ofrecer una visión reflexiva de la existencia. Esto indica que el festival tiene como objetivo presentar el cine peruano en toda su autenticidad y riqueza cultural, valorando la capacidad del cine para reflejar la complejidad emocional de las personas y su entorno.
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En Metal y Melancolía, la directora muestra otras alternativas de trabajo durante la crisis económica al filmar a un niño de doce años que se presenta orgullosamente como un «hombre de negocios», lo que expone la difícil realidad que enfrentan incluso los niños. También se destaca la historia de un taxista cuya hija tiene cáncer, y su valentía para enfrentar la adversidad. Estas imágenes impactantes de niños en situaciones difíciles nos llevan a reflexionar sobre su presente y qué ha sido de ellos con el paso del tiempo.
Sin duda, Metal y Melancolía es un documental bellísimo que captura la esencia del existencialismo peruano, expresando alegría y tristeza a la vez. La película refleja la realidad de una Lima llena de contrastes, donde la melancolía y la podredumbre coexisten en diferentes niveles y en distintos “metales”. A través de la sinceridad y autenticidad de las historias que retrata, el documental revalora la identidad melancólica del país y muestra la belleza y la profundidad que se puede encontrar en medio de la tristeza y la adversidad dejando una huella duradera en el espectador.
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