Andrea Villalón Paredes / 03.03.2022
En 2006, Joachim Trier, junto a uno de sus mejores amigos, Eskil Vogt, proyectaban su ópera prima: Reprise. Esta colaboración pronto se convertiría en estándar creativo para ambos, pues no hay cinta de Trier que no cuente con Vogt como coescritor. El dúo, cinco años más tarde, presentaba Oslo, 31 de Agosto y no sería hasta el pasado año (y con otros proyectos diferentes a sus espaldas) que cerraban el ciclo temático de soledad oslense con una tercera película: La Peor Persona del Mundo, que llega por fin a nuestras salas el 11 de marzo.
Mientras que Reprise y Oslo, 31 de Agosto nos cuentan la historia de dos personajes que tienen un talento y un aparente destino de éxito al que reniegan, La Peor Persona del Mundo, es justo lo contrario: dividida en doce capítulos, nos presenta a su protagonista, Julie (Renate Reinsve), que se encuentra a finales de sus veinte y no encuentra nada que se le dé bien; su vida es un auténtico caos, lleno de indecisiones y eventos aleatorios que crean en el personaje una sensación de completa inestabilidad. Esta faceta del personaje hace contraposición con la de su pareja, Eksel (Anders Danielsen Lie), que al ser mayor que ella y tener relevancia en su carrera como dibujante, lleva un estilo de vida más sosegado, permitiéndole poder pensar sobre cómo organizar su futuro.
La película llega en el momento indicado, donde el paro juvenil sube cada vez más, dejando a miles de jóvenes con incertidumbre sobre su futuro realizando trabajos totalmente diferentes a su campo o haciendo lo opuesto a su sueño de vida. La Peor Persona del Mundo es una película reconfortante para todos los que se encuentran en dicha situación, visibilizando estos problemas, acompaña y, a su vez, destroza con su narrativa. Es aquí donde reside su belleza, en unos personajes que están lejos de tomar decisiones correctas, si no que se dejan llevar por el momento, los impulsos y las emociones, pues se ven mermados de optar a ese «y comieron perdices». El nuevo film de Joachim Trier es un coming out of age para adultos donde estos aprenden a ser adultos (o al menos, lo pretenden), en el que se celebra la vida y lo efímero de esta: el amor, el desamor, los encuentros con desconocidos, las miradas cómplices, los gestos secretos…
La cinta no solo es soberbia en narrativa, sino que también brilla en su apartado técnico: el film fue grabado en 35 mm y cuenta con efectos especiales analógicos que juegan con la sobreexposición de imágenes. Este metraje supera con creces a las otras dos cintas de la trilogía, no por ser más ambiciosa y atrevida, sino que, en ella, Joachim Trier consigue exponer su aprendizaje y talento como director, pudiendo capturar, finalmente, la belleza del paisaje metropolitano de Oslo al completo, desde el día a la noche, pasando por las calles, cafeterías, bibliotecas, hospitales y fiestas privadas en pisos oslenses. A esto se le suma la increíble actuación de Renate Reinsve, que le otorgó el premio a Mejor Actriz en la pasada edición de Cannes, que brinda al personaje de Julie un abanico de expresividad y emociones increíblemente visceral; crea una explosividad característica de la tragicomedia donde el espectador no podrá quitar los ojos de la pantalla con el deseo de saber cómo se desenvolverá los papeles para la protagonista del film.
La experiencia cinematográfica que han ganado Trier y Vogt durante estos años de diversos proyectos, como Louder Than Bombs (2015) y Thelma (2017), y el acto nostálgico de introspección y rescate de elementos pasados, como era aquel inicio de toque humorístico en Reprise y el uso del narrador omnipresente a través de la voz en off han traído una auténtica joya de film. En ella el drama va escalando hasta que la comedia empieza a desdibujarse, los visuales brillan en cada encuadre y las actuaciones suscitan una llamativa química entre personajes, haciendo La Peor Persona del Mundo uno de los filmes más interesantes de 2021. Culminando, por todo lo alto, la Trilogía de Oslo.
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