película «Lost Country» de Vladimir Perišić (1976) director yguionista serbio. Se adentra en una encrucijada histórica al explorar una ficción basada en hechos reales. Más allá de su intento de retratar un período turbulento de la historia serbia, la película aborda dos temas cruciales en su contexto: el caos político y la búsqueda de identidad, representados en la relación entre madre e hijo.
La trama nos presenta a Stefan, un adolescente de 15 años cuya madre es la portavoz del gobierno socialista arraigado en el poder. La película adopta el punto de vista de Stefan, somos testigos desde el punt ode vista de un adolescente, las protestas que estallan en las calles y en la escuela, revelando un creciente malestar contra el gobierno corrupto. El gran conflicto de la película surge cuando Stefan confronta a su madre sobre el fraude electoral, desencadenando una dolorosa revelación sobre la verdad oculta.
«Lost Country» ofrece un viaje angustiante hacia la verdad, desafiando al espectador a cuestionar de qué lado están en medio de la agitación política. Podemos analizar su representación del poder político y las dinámicas familiares, tomando como referencia la película «La zona de interés», de Jonathan Glazer. Mientras que ambas películas exploran la conexión entre familiares y el poder, «Lost Country» se distingue al presentar el punto de vista de quienes están del lado «equivocado» de la historia, sin entenderlo ni saberlo, simplemente formando parte de ello, a diferencia de «La zona de interés» que muestra un estado similar pero sin inocencia y de acomodamiento.
En «Lost Country», el retrato de la madre nos coloca en la piel de un hijo enfrentado a la decisión de obedecer dócilmente o rebelarse contra el poder establecido. Añadiendo profundidad a la trama. También podemos destacar una diferencia entre ambas películas: mientras que la de Glazer se enfoca en el “interés” como estrategia política, en «Lost Country» observamos una pérdida de interés por la vida por parte del joven protagonista, una consecuencia dolorosa de la opresión política representada muy sutilmente por el director Vladimir Perišić.
La construcción visual de la película es extremadamente precisa, destacando momentos de calidez en la casa de los abuelos y pequeñas luces de esperanza en la vida de Stefan. Además, está muy bien lograda la representación detallada de la época a través de elementos como la radio, los espacios y los medios de comunicación contribuyen a sumergirnos en el contexto histórico.
La película también presenta momentos metafóricos relevantes e interesantes, como cuando el profesor de literatura elogia los artículos de Stefan y luego promueve la discusión sobre la desobediencia en clase. Estos elementos añaden profundidad a la trama y enriquecen la experiencia del espectador al conectar la historia con su contexto histórico y político.
La poderosa metáfora de la película compara a la madre con el gobierno, ambos amando profundamente a su hijo o a su país, respectivamente, pero optando por priorizar el poder y la tradición. Esta analogía se entrelaza en la historia, evidenciando cómo las futuras generaciones, representadas por el hijo, buscan identidad y pierden el interés por la vida. En el film se refleja cómo estas generaciones se sumergen en las aguas oscuras de la historia, de una patria perdida.
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