Clara Tejerina / 13.11.2023
Antonia Singla (La Singla) es una bailaora de flamenco sorda que nació en 1948 en El Somorrostro, Barcelona. Con tan solo 17 años de edad, La Singla revolucionó el mundo del flamenco, sin embargo, un día abandonó los escenarios y nadie volvió a saber de ella. El misterio inundó su historia, incluso se llegó a pensar que había muerto. Cuando descubre la existencia de esta celebridad, Paloma Zapata, movida por su pasión por el flamenco y por el misterio que recorre la historia se embarca en la búsqueda de respuestas. Un proceso que durará 4 años desde que empieza a investigar sobre ella, y que resume en una película de 95 minutos. Forma un híbrido entre realidad y ficción donde su alter ego (Helena Kaittani) emprende un viaje de búsqueda que la trasladará desde Sevilla a Barcelona.
Zapata decide apoyarse en la ficción para ilustrar su búsqueda a través de la representación de esta suerte de viaje del héroe, y que trata que funcione de forma odiseica con un carácter de thriller o viaje de aventuras. Sin embargo, es precisamente en este juego cuando la película pierde intensidad por momentos, y lo que consigue es dulcificar una historia que, por lo demás, presume de una fuerza narrativa inmensa por la dureza de la propia biografía de La Singla. La apuesta más interesante de la cinta es el uso del material de archivo, en las que intercala fotografías y vídeos y, en ocasiones, las hace dialogar directamente con Helena, y por lo tanto con Zapata y con el espectador, por medio de la voz en off de Helena. Mediante este elemento accede y muestra el pensamiento de Antonia Singla al bailar y nos introduce en su mundo emocional y creativo.
Se aprecia en la película el cariño que le dedica Zapata a la historia, trata de tocar los temas que envuelven a la protagonista e introducir al espectador en su mundo. Pero sobre todo, Zapata intenta aportar una lectura desde el respeto hacia la persona de Antonia, desde decisiones como dejar fuera de campo temas que hubieran sido llamativos por su morbo o la delicadeza a la hora de mostrarla en pantalla. Así es como Zapata construye la conclusión de la película, a través del respeto hacia la desaparición de La Singla y desde ese lugar, le da un retrato que enfoca más en su persona y no en las cosas que le sucedieron, para darle a Antonia ese reconocimiento que merece y que parecía perdido.
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