Mario C. Gentil / 17.09.2022
‘Girasoles Silvestres’, la última película de Jaime Rosales (Las horas del día, La soledad, Petra), preestrenada ayer en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián, y con una colosal Anna Castillo como actriz protagonista, trata la dificultad de la vida en pareja de las clases medias-bajas, centrándose en la relación hombre-mujer.
La cinta nos cuenta la historia de Julia, una joven andaluza madre de dos niños que vive en Barcelona, a través de sus relaciones con diferentes parejas.
Es una obra que, manteniendo las temáticas, esencia y estilo del director catalán, supone una evolución positiva en su lenguaje cinematográfico. Nos vuelve a contar un relato (que se desdobla en tres) sobre un personaje común, haciendo un retrato social, y tocando en un ejercicio de riqueza expositiva una multitud de subtemas como pueden ser las relaciones manipuladoras y posesivas, las relaciones de conveniencia por el cuidado de los hijos, las malas elecciones, las infidelidades, la omisión del cargo de los hijos por parte de un miembro de la pareja, sentimientos como el apego a la familia, la soledad o la ausencia de un camino vital claro que degenera en inseguridad.
Todo ello con una mirada mucho más cálida de la que Rosales nos acostumbra y que conectará con el público, alejándose de su frialdad anterior (que no por ello era negativa) debido a varios elementos: la película, pese a presentar esa dureza innata de los filmes del autor, tiene un fondo esperanzador que se atreve a aparecer en ocasiones. Se articula con una gran variedad de planos (de un director que nunca le ha dado miedo experimentar) algo menos innovadores, pero muy maduros. Se apoya también en una acertada utilización de la música, dejando así atrás el constante y característico silencio que reinaba en sus títulos anteriores. La cinta se ve a su vez insuflada de una mayor carga de humor, que además, es recurrente. Y cómo no, gracias también una actuación principal portentosa.
Anna Castillo se yergue bandera de la película, devora la cámara en cada plano que aparece, y consigue perturbarnos encarnando a un personaje realista y profundamente humano, que a buen seguro removerá cosas a muchas personas. Estremece y enternece, convence y conmueve, en la que es sin duda una de las mejores actuaciones en el panorama nacional en 2022. Tal es la fuerza de su actuación, que hace mejorar a algunos de sus compañeros en escena, sin la cual, probablemente, no conseguiríamos creérnoslos con tanta rotundidad.
Su personaje está dibujado de maravilla, con su inocencia, sus grises y autenticidad. Si bien sus parejas pueden adolecer de caer en arquetipos, acaban funcionando perfectamente en los relatos y en el conjunto de la obra.
En definitiva, un Jaime Rosales que, manteniendo su fuerte personalidad y su estilo, consigue dar un paso más con ‘Girasoles Silvestres’, haciendo un cine mucho más completo y comunicativo con el espectador, sin por ello dejar de contar un drama esencialmente realista.