Clara Tejerina / 15.01.2024
La lituana Marija Kavtaradze estrena su segunda película ‘Slow’ (2023), en la que, con una mirada sensible y empática, aborda el espectro asexual dentro de una pareja y cómo las diferentes visiones sobre la sexualidad convergen. La entrevista fue realizada por videollamada en inglés.
El tratamiento visual de la imagen le da un carácter antiguo ¿es un intento por universalizar en el tiempo el discurso de la sexualidad?
Si, quizás la primera idea de rodar en película es que aporta un sentimiento de nostalgia sobre el tiempo, también me gustaba mostrar una simple historia de amor y pensé que era bonito darle ese toque más poético, quizás no poético pero sí universal, y así dar a la historia el sentimiento de algo que pasa antes pero que es ahora cuando lo estamos contando. Quería aportar ese sentimiento nostálgico.
¿Por qué quisiste utilizar personas sordomudas como nexo entre los dos? ¿Es una alusión a la incomunicación?
Vino de manera natural, yo sabía desde el principio que él iba a ser intérprete de lenguaje de signos y esto era como un punto de partida para hacer que ellos se encuentren en un proyecto. Más tarde apareció la idea de que él tenía un hermano sordomudo porque es algo que suele ser común entre los intérpretes, tener una conexión personal con alguien que necesite hablar a través del lenguaje de signos. Hay un montón de problemas para la gente sordomuda porque la gente quiere que cambien, incluso dentro de la propia comunidad sordomuda hay controversia. A veces los niños escuchan lo suficiente para no tener que aprender por completo el lenguaje de signos, pero a la vez no oyen lo suficiente, así que siempre se sienten en el medio. Llevándolo al tema de la película es lo mismo, algo que no entendemos del todo y queremos cambiarlo. Ser sordomudo no debería de ser un problema si toda la gente que puede oír supiera el lenguaje de signos, es más una cuestión de lenguaje y creo que está muy conectado con la historia.
El movimiento es un tema central en la película vinculado con Elena a través de la danza, y con Dovydas a través de los signos, que, aunque en otro ritmo, también genera un movimiento ¿qué encuentras tú en el movimiento que te atrae para relacionarlo con la sexualidad y la comunicación?
Vino de forma muy natural, quería que esta película hablara mucho sobre cuerpos y entre cuerpos, quería ver cuerpos que también contaran una historia, y que la historia no fuera solo a través del lenguaje o de las cosas que pasan. La danza me ayudó a encontrar un camino para ver cómo interactúan los cuerpos entre ellos, incluso si no hacen nada. También actúan sobre el tema de la comunicación, vemos que es más fácil para ella comunicarse cuando se mueve, mientras que cuando es verbal es más difícil.
Por otro lado, él es intérprete, y a través de esto vemos su lado más sensible porque, al traducir las canciones más allá del lenguaje de signos, tiene que mostrar emociones para ser entendido, es parte del trabajo, entonces, incluso si es difícil para ti expresar emociones en ese trabajo hay que hacerlo, y eso es algo interesante. En realidad esto me lo dijo el propio actor y ahí me di cuenta de que el personaje de Dovydas era más vulnerable cuando traduce las canciones. Está también la diferencia entre los movimientos de ellos, los distintos bailes, hay un movimiento cuando ellos bailan juntos donde ellos se comunican a través del movimiento. Normalmente ella empezaba, ella es bailarina, es su día a día, y venía hacia él como una invitación a un juego.
El tema de la altura forma parte de la representación visual de la pareja, en los momentos climáticos de las conversaciones los igualas siempre a la misma altura ¿tenías planeada esta representación visual desde el guión, o vino durante el rodaje?
El tema de la altura vino con el casting, porque el actor mide 1.95, es muy alto, pero pienso que queda natural porque hay muchas escenas en las que están igualados, por ejemplo las escenas en la cama donde realmente no importa la altura. Lo que realmente me gusta de esa altura es que en general él está buscando su propia manera de ser masculino y sentirse a gusto en los roles de género en una relación. Eso es algo que nosotros también podemos poner ahí como prototipo de hombre clásico, el que hubiéramos imaginado, y eso puede hacer a veces más duro para nosotros aceptar que su sexualidad no es la que esperamos.
De los diferentes tipos de sexualidades, la asexualidad es la menos visibilizada en cines y en medios en general, ¿cuentas con algún referente que te haya servido de inspiración en la forma de contar la relación entre los dos?
Cuando empecé a escribir el guión solo tenía una referencia que hubiera visto en pantalla, era una referencia de una serie de televisión llamada Bojack Horseman (2014, Raphael Bob-Waksberg), y era la primera vez que veía esta representación. Había leído sobre ello, pero era la primera vez que veía que se hablaba de asexualidad en pantalla. El personaje informaba del tema con normalidad y además es un personaje importante, también es uno de mis personajes favoritos. Tuve que buscar referencias evidentemente de la vida real, buscar personas online que me hablaran de su experiencia, de lo que es ser asexual en una relación y en todas las facetas de la vida. Pregunté sobre muchas cuestiones, les conté el proyecto que tenía y les pregunté consejos u opiniones, también encontré creadores, gente de Youtube o de Tik Tok que hablaban abiertamente sobre este tema y sobre los problemas a los que se enfrentan.
Estreno en cines el 19/01/2023