Mario C. Gentil / 17.09.2022
‘Runner’, ópera prima de la directora estadounidense Marian Mathias, que también firma el guion, fue ayer presentada en la Sección Oficial a concurso del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Una cinta muy correcta, acertada en intención, pero con la que difícilmente empatice el público.
Haas (‘corredora’ en alemán, de ahí el título del filme) es una chica de dieciocho años que no ha visto más mundo que su casa y los alrededores de ésta en el profundo entorno rural estadounidense. Huérfana de madre, vive con su padre, alcohólico y con ciertos vaivenes mentales.
La cinta, de un desarrollo muy lineal, que va en consonancia con el sentir de su protagonista, pues refleja el tedio, el desconocimiento e incluso la voluptuosidad de la nada, es ejecutada con una muy profesional factura. Pero en su misma esencia está su propio límite, pues la obra, pese a no producir rechazo, tampoco consigue levantar pasiones, siendo muy probable que esa ausencia de sucesos vitales que vive la protagonista provoquen cierta sensación de aburrimiento, pese a su corta y correcta duración con la que aborda la temática que trata.
‘Runner’ se apoya esencialmente en dos apartados, unos buenos efectos sonoros y su magnánima fotografía. Foto que deslumbra en sus exteriores, de planos lejanos, donde los personajes suelen entrar desde los ángulos, y que recoge muy bien ese bellísimo paisaje de las grandes llanuras norteamericanas con una paleta de azules, blancos y pardos. En cuanto a los interiores, la fotografía tiene constantes reminiscencias de la pintura social realista, donde los planos se acercan, se vuelve la paleta mucho más oscura, y el encuadre se angosta. Ambos destacan por tener composiciones que denotan un medido cuidado, sin resultar por ello manipulado, sino todo lo contrario: una paciencia devota por conseguir esa imagen deseada.
Las actuaciones van en la misma senda, sin resultar espectaculares, van acordes a lo que requieren y no rompen la unidad del conjunto. El diseño de producción también resalta por sus buenas hechuras. Y la música, de Para One, que no suele fallar, termina de rematar todos estos elementos propiciadores pero que no resultan en este caso, pese a sus calidades, decisivos.
Pero ninguno de estos elementos consigue darle esa chispa, que quizás traicionaría la propia película, pero a buen seguro iría en favor de una mayor compenetración con el espectador.
‘Runner’ no es una obra soberbia, pero tampoco es una obra desechable, aunque desgraciadamente, puede que sí sea olvidable.