Mario C. Gentil / 18.09.2022
‘Broker’, el último filme de Hirokazu Koreeda, preestrenada en Cannes y que el Festival de San Sebastián trae en la sección Perlak, es una cinta que contiene todos los ingredientes habituales del cineasta japonés, pero que sin embargo falla por un exceso de confort. La cinta, de producción coreana, y que cuenta en el reparto con la presencia estelar de Song Kang-ho (‘Parásitos’), es la segunda realizada por el director fuera de su Japón natal, tras realizar en Francia ‘La verdad’ (2019), con Catherine Denueve, Juliette Binoche y Ethan Hawke.
Una muy joven madre abandona a su recién nacido en el suelo, justo en frente de una caja habilitada para ese propósito. Una pareja de mujeres policías observan la escena agazapadas desde un coche. Cuando la joven huye, una sigue a la madre, y la otra deposita al niño en el lugar indicado para ello. Para colmo, los trabajadores sanitarios encargados de cuidar de la criatura, tienen un negocio secundario vendiendo bebés.
Desde este interesantísimo punto de partida parte una historia con los típicos temas de Koreeda, como son el abandono infantil, la ausencia de los progenitores en la educación, la vulnerabilidad de los niños y su forzada autogestión, la infantilidad de los padres en cuestión, o todas estas situaciones que vive la gente humilde, siendo siempre una consecuencia de la pobreza. Todos ellos temas que aparecen en sus mejores películas: ‘Nadie Sabe’ (2004), ‘Still Walking’ (2008), ‘De tal padre, tal hijo’ (2013) o ‘Un asunto de familia’ (2018).
Pero en esta ocasión, y pese a tener una muy buena factura técnica, la cinta cae demasiado en la redundancia, es previsible, no tanto de sucesos de guion, pero sí en el lenguaje narrativo, y sobre todo, en los sentimientos que nos produce. De antemano, cualquier espectador que ya haya visto sus mejores muestras, anticipa el mensaje y el tono que nos quiere contar. Koreeda se siente demasiado cómodo en su cine característico, lo cual va en detrimento de su inventiva, y más cuando no consigue llegar a sus mejores picos de calidad. No arriesga. Incluso puede afirmarse que se relaja, dejando caer demasiado peso en las situaciones de humor (el cuál es muy consciente que lo sabe utilizar), en la sensiblería, y sobre todo, se entrega totalmente a su estelar reparto coreano.
Con todo ello, es una cinta, que nos da un mínimo de calidad que ya de por sí puede vencer a la mitad de las películas que se estrenen este año, que puede hacer pasar un buen rato a mucha gente, e incluso puede que te toque sentimientos, pero que se me antoja muy floja para un cineasta que nos ha dado obras de una mirada y una sensibilidad a veces única en el cine contemporáneo.
Koreeda no es con ‘Broker’ nada valiente, y eso siendo un director de categoría internacional desde hace ya años, pasa factura.
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