Por Jaime P. Llosa – 19/07/2023
El Viaje (2022) película peruana dirigida por José Fernández del Río que narra la historia de un hombre con cáncer terminal y solo seis meses de vida por delante. Decidido a enfrentar su destino, el protagonista emprende un viaje hacia el pueblo de sus abuelos en un intento de encontrar significado en sus últimos momentos.
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A medida que la trama se desarrolla, la película nos sumerge en un universo enigmático y ensoñador. Inicialmente, parece explorar el vacío que precede a la muerte, pero pronto se revela como un último intento por encontrar un último pulso vital. Esta premisa resulta emocionante y vibrante, evocando un anhelo profundo por la memoria y el deseo de perdurar, aunque sea como la intención desesperada de un condenado a muerte.
El viaje se convierte en un dispositivo narrativo poderoso que no solo representa el desplazamiento físico del protagonista, sino también su viaje interno hacia la aceptación y el significado. A medida que se adentra en el pueblo natal de sus abuelos, los límites entre la realidad y lo onírico comienzan a difuminarse, sumergiéndonos en una realidad simbólica. La ilusión se convierte en un vehículo para liberar emociones reprimidas y deseos profundos, desencadenando un proceso de autoeliminación, autodescubrimiento y redención.
La película trabaja con una amplia gama de contrastes, que son el punto fuerte que da forma a su universo dramático. Por un lado, vemos cómo el protagonista es recibido y atendido hospitalariamente por los lugareños del pueblo, mientras que él, en su egoísmo, busca desaparecer y morir sin preocuparse por las formas. Se plantea la pregunta de si hay algo que le dé sentido a su existencia en esos momentos finales.
Además, a través de otros personajes, la película nos muestra una serie de contrastes metafísicos y simbólicos. La mirada del director cuestiona las dualidades presentes en la vida y la muerte, el bien y el mal, la fe y la desesperanza.
El Viaje destaca por su capacidad para capturar la complejidad de las emociones humanas en situaciones extremas. La actuación magistral de Marco Antonio Miranda en el papel principal, así como el personaje femenino de Estrella Aguilar Cortez, son convincentes y generan una química palpable en pantalla. Aportan autenticidad y profundidad a la narrativa.
Además, la película fue grabada en el distrito de Motupe, en la región de Lambayeque, Perú. Esta elección geográfica aporta una autenticidad y una identidad propias al cine provincial peruano. Aunque el cine proveniente de las provincias enfrenta desafíos para destacar y captar la atención de los medios, El Viaje se presenta como una obra valiente y arriesgada que desafía las convenciones y ofrece una propuesta cinematográfica distintiva.
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