Andrea Villalón Paredes / 05.03.2022
Después de años de rumores y noticias sobre la película de The Batman: que sería dirigida y protagonizada por Ben Affleck, que después este dejó el proyecto porque el guion no le convencía… Hace un par de años supimos que Pattinson iba a ser Batman y todo tipo de comentarios negativos surgieron en las redes, más tarde y en cuarentena, empezaron con que el físico de Robert Pattison no era el adecuado, que iba a estropear el personaje, que estaba demasiado delgado… Fuera como fuese, y lejos de la controversia, por fin se puede ver en los cines The Batman.
La historia recuerda al cómic clásico de Frank Miller Año Uno mezclado con El Tribunal de los Búhos de Scott Snyder y Greg Capullo. Esta película de Batman es diferente a las demás porque nos cuenta la historia de un “héroe” primerizo que está aprendiendo cómo funciona Gotham City, en este proceso se encuentra con un asesinato que conduce a un misterio aún más grande, parte del juego de Enigma al que ahora debe enfrentarse el vigilante de Gotham.
La genialidad de esta película reside en los visuales y la estética del film, pues innova en el campo de los superhéroes; en cómo se mezcla el estilo gótico, no solo en la paleta de colores sino en la arquitectura, descartando los visuales de líneas y geometrías lisas y futuristas de otras películas de su mismo género dotando a Gotham City de ese estilo tenebroso que se merece.
El Batman de Pattinson es soberbio, no se puede encontrar ningún tipo de tara a su actuación y/o su apariencia física y callará muchas de aquellas voces que le criticaron por ser un actor para adolescentes. Hace años, cuando se anunciaba que Edgar Ledger sería el Joker, tuvo las mismas críticas que recibió Pattinson por ser Batman. Más de diez años han pasado y no hemos aprendido a juzgar después de ver y no con prejuicios por delante. Robert Pattinson lleva años demostrando ser un actor multifacético y competente con proyectos como Good Time (2017) o El Faro (2019), dejando atrás aquellas actuaciones de la saga Crepúsculo. Por otro lado, Zoë Kravitz, es la gema infravalorada de esta película, siempre que aparece, roba la pantalla. Le da a Catwoman esa melifluidad de movimiento y expresividad emocional que hace desear ver más.
El problema es que lo bueno acaba ahí. Tras un comienzo desgarrador de ritmo acelerado, donde se nos introduce a Gotham City y a sus personajes de manera perspicaz guiado por una dirección de Matt Reeves maravillosa, todo se pierde completamente después del primer acto y empieza a caer en diálogos sobreexpuestos, el ritmo se vuelve lento, se continúa introduciendo a personajes que no tienen importancia o se descartan tan rápido que la mención de un nombre o la aparición de un rostro deja de tener impacto. Las escenas con Alfred Pennyworth se quedan completamente vacías y carentes de significado, llegando a ser un personaje inútil, puesto por puro sentimentalismo. La relación entre Batman y Catwoman está completamente forzada, no hay un desarrollo progresivo, sino más bien instantáneo. Igual que los arcos de personajes son torpes. La subtrama de Selina Kyle no es siquiera decente y la emoción que Kravitz aporta a su personaje se pierde en el remolino de tramas, subtramas y personajes secundarios.
El universo cinematográfico de DC lleva teniendo un grave problema desde el primer momento que se creó y es su falta de comprensión de los villanos. En esta película pasa exactamente lo mismo, Enigma carece de la fuerza que hace al espectador agarrarse a su asiento esperando lo peor. Cuando se llega al clímax de su plan, lo que se siente es total indiferencia porque no está bien construido, pues hay otros supuestos villanos y mafiosos inferiores que le han restado la importancia a dicho momento.
Una cosa está clara, la película intenta seguir las mismas directrices de Zodiac (2007) de David Fincher, pero no solo se queda corta, sino que, ni se le acerca. Es una película que durante su primera hora y media (de las tres totales) resulta entretenida, pero la repetición de ritmos y recursos narrativos acaban destrozándola, desaprovechando otros elementos mucho más potentes y finalizando con unos arcos de personajes mediocres y vacíos. Si de algo merece la pena su visionado es por la actuación de Robert Pattinson que verdaderamente hace brillar a Batman en una historia que no lleva a ningún lado.