Clara Tejerina / 01.04.2023
Retorno a Seúl (Retour à Séoul, Camboya, 2023), la última película de Davy Chou, presenta a Freddie (Ji-min Park), una chica de 25 años de nacionalidad francesa y ascendencia surcoreana que viaja a Seúl en busca de sus orígenes. La película empieza con tres elementos: Freddy, Tena, y la música. Esta breve escena muestra un punto de partida donde se encuentran todos los componentes que formarán parte de la historia. Su vinculación con Francia, representada por la música a través de Christophe Musset y Jérémie Arcache, miembros de la banda francesa Revolver. Tena, quien representa a Corea, y Freddie, que se encuentra en medio de las dos. La escena comienza con la música, la cual se escucha antes incluso de mostrar la imagen. Comienza como música extradiegética y se convierte en diegética en el momento en que Freddy comparte los cascos con Tena. La música no es un elemento externo a ellas, sino que es la que comienza la historia, y es Freddie quien decide compartirla, haciendo dialogar sus dos mundos. Esta escena representa el conflicto principal de la película.
A través de la música, Freddie encuentra un espacio seguro donde expresarse y ser. Canciones como Anybody hablan del carácter de esta, que se presenta como una persona independiente y que, tal como dice la letra de la canción, “nunca ha necesitado a nadie”. En una película que, precisamente, habla del pasado, la identidad y las conexiones con las personas para entender tu origen. La música, junto con el espacio, construyen la dualidad de la protagonista. La película transcurre por completo en Corea, no solo en este primer viaje sino también a través del tiempo. A su vez, la banda francesa también se mantiene a lo largo de la película. Su identidad se pone en conflicto pues, aunque ella esté físicamente en Corea, su parte francesa también continúa con ella, acentuada en lo sensorial. Todo esto evoluciona a lo largo de la cinta para hacer un retorno a los orígenes, pero no espaciales o temporales, sino los de Freddie consigo misma. Empieza en Seúl con música con tintes electrónicos y de alto volumen, para acabar en un entorno natural, cuya ubicación podría estar en cualquier parte, y con Freddie tocando al piano, una música calmada e instrumental y que parte de un instrumento musical. Esta deconstrucción que afecta a los dos elementos principales de la cinta, sirve para que Freddie haga un retorno a sí misma. Resetea el concepto del origen del personaje integrando sus dos identidades, transformándolas, para crear una nueva.