Clara Tejerina / 18.11.2023
Malena Alterio, conocida principalmente por sus papeles cómicos, realiza una interpretación magnética metiéndose en la piel de Lucía. Un papel entre cómico y dramático por su marcada ironía y por la tragedia que le rodea. Alterio interpreta a una mujer que no se da por vencida y, después de perder su empleo, decide hacerse taxista. Basada en la novela “Que nadie duerma” de Juan José Millás, quien hace uso de la ironía para llevar al presente esta historia a veces sarcástica, hace de una fábula mundana una odisea épica. Un thriller donde la música marca el compás de la película. La pieza de Zeltia Montes aparece desde el principio otorgando a la película un carácter de tragedia griega, crea una atmósfera asfixiante donde la protagonista se encuentra perdida y, también, sirve de presentación de los diferentes ambientes de la vida de Lucía. Los violines aportan este carácter catastrofista donde el peligro acecha. Esta esencia musical que guía la película no es baladí dada su relación con la ópera “Turandot” de Puccini. Nessum Dorma, traducción del título y elemento que aparecerá en varias ocasiones durante la cinta, hace referencia a una de las arias más importantes de esta ópera. En la película, Antonio Méndez Esparza muestra a una mujer que va cayendo en las trampas de su propia historia personal y reinterpreta a los personajes femeninos de la famosa ópera. Una suerte de caída hacia el abismo, donde la protagonista trata de sostenerse siempre firme y mantener la esperanza.
La ópera original narra la historia de la bella y cruel princesa Turandot, quien somete a sus pretendientes a una prueba en la que tendrán que resolver tres enigmas, y en caso de no resolverlos, la muerte será su destino. En la obra también está presente el personaje de Liù, una joven compasiva que se enamora perdidamente del tártaro Calaf y representa la fuerza contraria a Turandot. La película juega con el concepto de tres. Los tres personajes que aparecen en la vida de Lucía. Los tres actos o las tres pruebas que pone la princesa en la ópera. Cada uno de los personajes que aparecen en la vida de Lucía representan los arquetipos de una parte de sí misma, a través de los que la protagonista encontraría la felicidad. Sin embargo, aquí Lucía irá cayendo presa de los engaños y, en vez de hacer como Liù, y aceptar sosegadamente su trágico final, Lucía cambia el rumbo de su fatídico personaje, decide tomar las riendas de su vida y cortar con este destino que le ha sido marcado. Para ello, al igual que Turandot, tendrá que descubrir el nombre real de su pretendiente, para poder dejar de un lado el azar y hacerse ella misma dueña de su propia fortuna. En la ópera, la princesa pone tres pruebas a sus pretendientes: ‘esperanza’, ‘sangre’ y ‘Turandot’, son las respuestas a los enigmas. En la película parece coger estos tres conceptos y los atraviesa para hacer un viaje a través de ellos. Una mujer que no pierde la esperanza, que tendrá que pasar por la sangre para hallar su destino y su propio ser. Un viaje hacia el abismo donde la protagonista pasa de ser Liù a Turandot.