Mario C. Gentil / 17.11.2022
Hacía 8 años, desde su ópera prima Piedras en los bolsillos (2014), que la letona Signe Baumane no realizaba un largometraje. Con My love Affair With Marriage prueba de nuevo al mundo que es una autora que tiene cosas que contar, desde un punto de vista propio, y, sobre todo, con unas formas propias. Es posible que el cine de animación llamado para adultos sea de los géneros más en las antípodas de lo comercial; que su prolongada y dificultosa realización no les merezca la pena a las productoras su financiación. Pero desde luego, es un cine que tiene una capacidad única para exponer cosas, a las que por otras vías es imposible llegar: la obra trata, de manera muy explicativa, cómo a las mujeres desde que nacen las educan para el matrimonio. Lo hace contándonos la historia de Zelda desde su gestación.
Además de ser animada, tiene el atrevido añadido de ser un musical. Pero posee una fuerza didáctica y una suerte de verso mitad cuento, mitad documental, que establece puentes entre géneros muy diversos, que casi que atienden más a la enseñanza que a una mirada cinematográfica. Pero eso es solo en un primer estadio, pues la mezcolanza formal que la directora es capaz de articular en una historia que atraiga la atención, narre, impele a los sentimientos y cuente un fondo bastante importante, no es sino señal de una sensibilidad privilegiada en su campo. La cinta, con la animación característica de Baumane, incorpora una ambientación “maquetística” que remite al envoltorio sociológico, al entorno manipulado en el cual las niñas y mujeres se tienen que mover. Con intersecciones de un narrador que nos explica procesos químicos del cerebro como respuesta a los estímulos exteriores, y con un coro que funciona como la consciencia de la protagonista, la cinta, pese a situar la mirada únicamente desde la posición de Zelda, la absorbe a algo más objetivo, a algo muy universal, a la pura ciencia, a una explicación (que nada tiene que ver con la justificación, no va por ahí) de por qué una mujer actúa como actúa, como ser humano que es, como propia mujer, y como ser oprimido por la sociedad patriarcal. Asimismo, le añade durante todo el metraje un barniz de humor que le da la calidez humana que las explicaciones en off, la animación o la ambientación no puedan por sí solas aportar.
My love Affair With Marriage juega con muchas cosas, y le sale bien. Amén de una obra narrativamente consistente, de mensaje feminista, y con un afán didáctico total, cinematográficamente no es nada despreciable. Pero quizás su mayor valor sea su atrevimiento: el de utilizar la animación, un género que comercialmente no se presta a estas cosas, para contar, democráticamente, con mucho respeto, orden y clarividencia, un tema de reivindicación, y que expone una civilización injusta para el diáfano entendimiento de cualquiera.
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