Mario C. Gentil /17.11.2023
La cineasta Laura Ferrés gana con su primer largometraje La imatge permanent la Espiga de Oro de la SEMINCI, en la que ha sido una de las apuestas formales más potentes de la selección vallisoletana en su 68 edición. La directora catalana da un gran salto a la ficción, sin desligarse por completo de cierto aire documental, ni tampoco de la influencia autobiográfica (en este caso en relación a su figura materna). En su alabado corto Los desheredados (2017), ganador del Goya y de la Semana de la Crítica en Cannes, ya puso en el foco a su padre como la figura central. Aquí Ferrés despliega una especie de obra caleidoscópica, que puede leerse transversalmente desde la comedia negra, desde el drama social, desde el absurdo o desde el melodrama, pero que posee un peso común pese a sus diferentes asideros. Una cinta que nos habla de lo mutable y de lo permanente, y que aborda, por encima de todo, la memoria, la relación con la imagen, y con la búsqueda de la identidad propia.
En el primer tramo, dispuesto a modo de prólogo, asistimos a una familia andaluza, rural y pobre de la postguerra, en la que un embarazo no deseado es el motivo de una huida. La cinta da un salto a unos 50 años después, o eso se intuye (con la intuición del espectador juega constantemente la película), en la figura de una mujer de El Prat de Llobregat, fotógrafa en una agencia de publicidad, que busca rostros “auténticos”, es decir, pobres, para una campaña política. Estos dos planos temporales, pese a no mezclarse más en pantalla, interaccionan constantemente, se correlacionan. El juego de rimas, o de sospechas a veces, incluso certezas (de quien así decida elegirlo), le imprime un dinamismo intelectual a la cinta que se contrapone con el hieratismo y la calma de los planos fijos, la utilización de los encuadres ajustados, a veces simétricos, siempre muy calculados, en los que en ocasiones se aprovechan hasta los márgenes del lienzo, creando fuertes contrastes con las zonas planas. Y es que es una película que juega constantemente a la permuta entre pares, a la analogía, al diálogo, a las conexiones.
¿Se puede reconstruir la memoria a partir de la imagen? ¿Cuánto hay de verdad en la imagen como elemento salvador de la memoria? ¿Se puede construir, deconstruir o reconstruir la identidad presente a través de la imagen y la memoria? ¿Cómo se conectan pasado y presente de personas similares? ¿Cómo se comparan esos distintos planos temporales? ¿Qué evoluciona análogamente a pesar de los tiempos y qué difiere? ¿En este proceso de búsqueda, es posible no solo encontrarse a sí misma (o no), sino alguien que complemente esa identidad incompleta? La búsqueda de la protagonista se ve acompañada de un torrente de preguntas que implican al espectador y que lo incitan a trazar las líneas que faltan, a la vez que se pinta un retrato social periférico, que no pone el foco en la normatividad, y que, sin embargo, reivindica la legitimación de figuras convertidas en fantasmas. Ferrés saca un jugo de la España profunda que lo acerca más al plano absurdo y el aire de incógnita de Chema García Ibarra, o incluso a la hirsuta soledad de Carlos Vermut, que a la hornada de cineastas españolas que atienden a un localismo más en una senda “Rohrwacheriana” (Carla Simón, Elena López Riera, Rocío Mesa, etc). De esta manera, la utilización de los actores naturales aporta un doble juego, en el que no solo se incide en el realismo social, sino que un tamiz artificial aparece dotando a la obra de una consciente construcción artística. A su vez, posibilita que el diálogo que brota entre lo documental y la ficción se vuelva, en cierto sentido, más marcado, sin por ello restar legitimidad a la verdad que emana de la historia.
La imatge permanent llega en un momento idóneo dada la coyuntura política española, pues su esencia invita a estudiar las conexiones de sus diferentes partes, apela a los orígenes y a la siempre inestable pregunta de la identidad. Una cinta que aboga por la reflexión y que entiende la importancia de la memoria como uno de los elementos clave en toda cuestión identitaria.