Mario C. Gentil / 29.06.2022
Corazón silencioso, película danesa estrenada en 2014 en el Festival de San Sebastián, es probablemente la mejor obra de Bille August realizada en el siglo XXI. Consagrado como uno de los más grandes cineastas escandinavos desde finales de los ochenta y principios de los noventa gracias sus dos grandes obras maestras, Pelle el conquistador (1987) y Las mejores intenciones (1993), ambas ganadoras de la Palma de Oro en Cannes, abordó en esta cinta que tratamos el tema de la eutanasia.
Esther, ya de edad anciana, casada y madre de dos hijas adultas, se encuentra en estado terminal de una enfermedad que avanza rápidamente. Antes de verse inmovilizada por completo, decide acabar con su vida. Para ello, convoca a toda su familia, incluida su mejor amiga desde la infancia, para pasar todos juntos un último fin de semana antes de poner fin a su vida, ayudada por su marido médico, en la noche del domingo.
Nos encontramos ante una cinta áspera, dura, que, aunque no ponga en un compromiso dilemático a los espectadores, sí que lo hace con sus personajes. Y es que más allá de la a veces todavía controvertida eutanasia, la película destaca por las diferentes mentalidades a la hora de encarar la sabida muerte de una persona. Es a través de sus personajes, algo tópicos algunos, pero otros muy bien dibujados (especialmente las dos hijas), cómo el guion, realizado por Christian Torpe, consigue tanto elaborar una historia que tenga algo de movimiento a raíz de su fijada premisa inicial, como transmitirnos esos fuerte sentimientos que se producen a la hora de enfrentarse a una sabida muerte.
Las dudas, los arrepentimientos, la seguridad o no en la toma de decisiones, el amor, la fidelidad, la generosidad, los rencores, el control, los cuidados, la empatía, la proyección en los padres, el agradecimiento, la desesperación, la tolerancia, la vejez, la soledad… todas estas cosas aparecen en el mencionado guion, que cuadra perfectamente, pero que a mi manera de ver deja demasiado transparentar su estructura. Pese a ello, consigue involucrarnos de pleno en la historia y a la vez nos conduce con una buena narración.
La obra es técnicamente sobria, seca, con transiciones entre escenas con un montaje que no reclama ningún tipo de protagonismo, muy apropiado para la temática de la película, y que deja recaer casi todo el peso en el reparto. Destacan en este apartado las tres mujeres principales. Danica Curcic y Ghita Nørby, en el papel de hija pequeña y de madre respectivamente, están muy bien logradas. Pero por encima de todas sobresale Paprika Steen haciendo de hermana mayor, y que se come la cámara en cada escena en la que aparece.
La música de Dirk Brüel, que no está tan presente en el desarrollo del filme, se me antoja demasiado melodramática en su parte final. Pese a que ayuda a subrayar el cierre, me queda la duda de si el silencio tan representativo de las películas escandinavas, y que tan bien casa con la temática, hubiese sido una mejor elección. Aquí se opta por lo convencional, y aunque funciona, me suscita ese pensamiento.
Quitando estas pequeñeces, Corazón silencioso, es una cinta que su visionado enriquece, y que aparte de tratar un tema tan importante, nos revela comportamientos de la condición humana ante uno de nuestros grandes enfrentamientos, la propia muerte o la despedida de un ser querido.
Nota: esta película (que por cierto, se encuentra en FILMIN) nos ha sido aconsejada por una lectora. Desde aquí animamos, a toda persona que le guste nuestras críticas, que nos soliciten alguna. Si está en nuestras posibilidades de acceso y agenda, y la demanda no nos sobrepasa, lo haremos con gusto. Entendemos que la divulgación de cine es un acto colectivo, y no algo que tenga que ir en una sola dirección. Recordamos, eso sí, que toda crítica es sin spoilers.