Jaime P. Llosa / 12.10.23
Desde el cálido sur de China, emerge una historia única que teje las memorias de una joven que regresa a su lugar de origen. La narrativa se plantea como un poema, revelando las experiencias de los visitantes que se alojan en la posada, que en realidad es la casa de su abuela, transformada en un negocio de hostelería íntimo y personal. A través de sus llegadas, estos visitantes contribuyen a crear y representar la identidad del lugar a través de la comida, el viaje y el disfrute. La película resalta la importancia de la enseñanza y el aprendizaje a través de los consejos compartidos entre ellos. En la trama, cuatro historias distintas se entrelazan con los recuerdos del personaje principal con una soltura suave y cálida
Lo más sobresaliente de la película es su conmovedora representación de la gastronomía como una manifestación de amor, dedicación y pasión, todo ello enmarcado en la voz suave del personaje femenino que nos sumerge en sus recuerdos y mensaje. La película se despliega visualmente con un enfoque fotográfico nítido y límpido que utiliza planos fijos y tomas equilibradas, suaves desplazamientos de cámara que abarcan vastos paisajes, así como encuadres íntimos que destacan los más mínimos detalles de la preparación culinaria.
La elección de colores suaves y la ausencia de saturación excesiva buscan preservar la naturalidad, lo que contribuye a transmitir con una delicadeza la esencia de la cocina como una forma de arte y comunicación. Esto permite presenciar detalladamente la meticulosa preparación de una amplia variedad de recetas a lo largo de un año, mientras se crea una elipsis continua que resalta el paso del tiempo y la evolución de la historia. Es así como la película nos sumerge en la preparación de una amplia gama de deliciosos platos, postres y bebidas, ofreciendo un impresionante visionado a una de las cocinas más emblemáticas del mundo: la cocina china.
Siguiendo su representación de un estilo romántico, bucólico y casi inocente, encarnados en la actriz principal, Liu Bai Sha, que explora el turismo como un elemento clave en la trama, la película se alinea en ciertos aspectos con el lenguaje de la industria cinematográfica. No obstante, se destaca por su enfoque en la fugacidad y la evocación de momentos, lugares y emociones, otorgándole una construcción sólida y genuina. La película no se limita a la narración superficial, sino que también adentra al espectador en momentos de introspección que exploran los sentimientos y los recuerdos.
Este viaje emocional se desarrolla a lo largo de todo un año diegético, y el personaje principal es un constante reflejo de asombro, redescubrimiento, dolor, alegría y todas las complejidades de la experiencia humana. «Nan Fang Nan Fang» es una hermosa mirada de amor y admiración a la ciudad natal tanto del director como de la actriz principal, que se manifiesta a través de una travesía cinematográfica poética que celebra la autenticidad y la profundidad de las emociones humanas.
El montaje de la película es un gran trabajo, demostrando una notable destreza al entrelazar múltiples hilos narrativos a través de diversos conceptos. La película termina con un antiguo poema chino, «Returning to the Garden» de Tao Yuanming, con otros poemas de los poetas Liu Yong, Wang Wei y Li Bai en el medio, que recorre su trama, conectando hábilmente el pasado de la protagonista mediante flashbacks. Este talento para la edición se manifiesta en la habilidad para crear transiciones precisas que permiten que la historia fluya sin interrupciones que puedan distraer al espectador.
La construcción del guion es igualmente compleja y se ejecuta de manera magistral, encajando a la perfección con el montaje. Ambos elementos trabajan en armonía para transmitir los sentimientos en el contexto del agitado mundo de la hostelería, creando una narrativa hermosa y optimista. La película ofrece un relato donde la abundancia, la destreza culinaria, la alta calidad de alimentos, la amistad sincera y la sanación del pasado se combinan para pintar un cuadro de momentos felices en tiempos de bonanza.
El director, Xiao Haiping, ha compartido en una entrevista, que el gran objetivo con esta película es ayudar a la gente y hacerle feliz tras los años duros de la pandemia.. Además, ha revelado que tiene en mente otros proyectos relacionados con la comida y la cultura gastronómica en China. Esta película marca su debut en el largometraje, y su entusiasmo fue palpable durante su presentación en la sala de Príncipe, en la sección Culinary Zinema. Ha dejado una impresión muy positiva con su carismático y amigable estilo.
La película culmina de manera conmovedora con la frase final en voz en off de la protagonista. Con optimismo, comparte su deseo de que este es un buen año pero que puede tornarse aún mejor con la llegada de la nieve. Luego comienzan los créditos la película llega a su fin y la audiencia aplaude, y para la sorpresa, Haiping nos regala la imagen del pueblo cubierto por un manto de nieve. Esta, ahora sí, imagen final refuerza la sensación de que lo mejor aún está por llegar, recordándonos la importancia de mantener nuestros anhelos, trabajando incansablemente para manifestar lo bueno y cultivar un sentido duradero de paz y esperanza.
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